jueves, 18 de diciembre de 2008

UN ARTÍCULO SOBRE LA VIOLENCIA LABORAL



IÑAKI PIÑUEL
19-1-2005

Aún se desconocen las circunstancias que empujaron ayer, de forma absolutamente injustificable, a un trabajador a emprenderla a navajazos con sus compañeros. Vaya también por delante que no hay sospecha alguna sobre la empresa en cuestión, ni sobre los otros trabajadores. Tal vez todo fue provocado por una enajenación mental. Pero el suceso nos hace reflexionar sobre un fenómeno que es ya una epidemia: cómo la extensión creciente en el ámbito laboral de la violencia, el hostigamiento, el maltrato, la falta de respeto y la vulneración de la dignidad del trabajador, unidas al frecuente y defensivo síndrome de «no va conmigo» en que incurren las organizaciones, puede perfectamente explicar -aunque, insisto, nunca justificar- el que una persona termine perdiendo los nervios y la cabeza.

La violencia psicológica lo invade todo: acoso psicológico entre los escolares, maltrato doméstico, hostigamiento vecinal, acoso político y, cómo no, acoso psicológico en el trabajo o «mobbing». En los últimos años he podido escuchar en la investigación y asistencia psicológica de los trabajadores acosados numerosos relatos de personas «normales», aunque dañadas por el «mobbing», horrorizadas ante sus ideas recurrentes de agredir, machacar o asesinar a sus acosadores laborales.

Estas formas de terminar con una situación de acoso psicologico mediante la agresión son extremadamente raras. Afectan tan solo al 1 por ciento de los casos. Lo más frecuente es que, con el tiempo, las víctimas de «mobbing» entren en una creciente paralización que las lleva a la indefensión, fuente posterior de la mayor parte de los cuadros psicológicos que suelen producirse a consecuencia del daño recibido. Es muy difícil explicar aquí la tremenda vivencia de terror, angustia y desesperanza de estas personas.

Trabajadores normales, perfectamente válidos para realizar su labor, aunque víctimas de los celos o de las rivalidades, mujeres que reclaman la igualdad en el trato, en las oportunidades, o simplemente se resisten a la arbitrariedad o la falta de respeto a su dignidad, jóvenes en situaciones laborales precarias que les exponen a la vulnerabilidad del abuso sobre ellos, personas intelectualmente brillantes que despiertan por sus capacidades o éxitos profesionales las envidias de sus compañeros o jefes... Tal es el perfil habitual de las víctimas del acoso psicológico en el trabajo.

El de los acosadores laborales es también un perfil muy específico: jefes mediocres a la defensiva, directivos narcisistas con complejos de inferioridad, psicópatas organizacionales que no se detienen ante nada ni nadie ante sus propósitos en la escalada hacia posiciones de mayor poder en la organización.

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